Tal como nos invita a leer su autora, «Bestia negra, para la estética, es lo que ella podría haber sido, como práctica del gusto, y no fue: la jerga del odio más revulsiva, la revolución cultural más igualadora o, por qué no, la defensa más salvaje, pero mejor razonada, del arte malo. Que la estética no se identifique, en ninguna ampliación de su campo de batalla, con alguna de estas prácticas es lo que las convierte, como prácticas fracasadas, en su borde. Si lo que está en disputa en la estética, desde el siglo xx, es la ampliación de su campo de batalla, las bestias negras, cuando el campo se amplía, pueden pasar del borde al centro y convertirse, como ex bestias negras, en parte de la estética».
Las bestias negras.
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Descripción
Tal como nos invita a leer su autora, «Bestia negra, para la estética, es lo que ella podría haber sido, como práctica del gusto, y no fue: la jerga del odio más revulsiva, la revolución cultural más igualadora o, por qué no, la defensa más salvaje, pero mejor razonada, del arte malo. Que la estética no se identifique, en ninguna ampliación de su campo de batalla, con alguna de estas prácticas es lo que las convierte, como prácticas fracasadas, en su borde. Si lo que está en disputa en la estética, desde el siglo xx, es la ampliación de su campo de batalla, las bestias negras, cuando el campo se amplía, pueden pasar del borde al centro y convertirse, como ex bestias negras, en parte de la estética».