Pandemia y Eclipse
Eclipse y pandemia.
Dos palabras que parecían improbables y ficticias.
Sinónimos entre sí.
Sinónimos del delirio y la fantasía.
Pandemia.
Eclipse.
La pandemia ha eclipsado algo en todos nosotros. Si bien ha oscurecido una zona
distinta en cada uno, sin duda nos ha ensombrecido. Y no se trata solo de un
problema de luz, sino también de temperatura. Porque en el clímax del eclipse la
tierra (o esa porción de tierra en la que estábamos) se volvió fría.
Como si estuviéramos en los albores de algo.
O en su final.
O en ambos, porque ese momento que ignoramos es el mismo.
Eclipse, ausencia o desaparición de alguien o algo. No sé si somos nosotros los
que momentáneamente desaparecemos para el sol o es el sol el que ha
desparecido para nosotros. El eclipse como una pandemia que se extiende y
ataca a casi todos individuos. Tinieblas. Falta de luz. Suma ignorancia y confusión.
Los pájaros vuelan desorientados. Las aves del humedal entonan canciones
extrañas. El cielo se abre justo allí, en medio de la oscuridad.
Y de pronto, una vez más, amanece.
Por Antonia Torres