CUATRO BREVÍSIMAS FICCIONES PARA EL FIN

HIGIENE PERSONAL

En cuanto llegó a casa de inmediato se encerró en el baño. Necesitaba lavarse las
manos. Tardaría en ello lo de siempre, diez, quince, veinte minutos, tal vez más.
Frotó sus manos con agua y jabón hasta hacer espuma, para después restregarla
con obsesiva insistencia en palmas y dorsos, entre sus dedos y bajo las uñas. Así
bien lo ordenaban día y noche los medios de comunicación. Luego colgó la toalla
junto al espejo y se miró en él sin querer reconocerse bajo las carabinas del
uniforme. Al abrir la puerta, sus manos seguían sucias.

TIEMPOS DE REDENCIÓN

¡Salve, maestro! dijo y lo besó en la fiebre. Y los guardias no se atrevieron a
acercarse.

RAYÓN EN LA COMISARÍA

Cada mañana, la 1° Comisaría de Las Lagunas amanece con el portón rayado.
¡ASESINOS! acusan letras rojas y apresuradas, chorreantes de pintura hasta el
suelo. A pesar de contar con los registros de las cámaras de vigilancia y los
constantes peritajes llevados a cabo por la autoridad competente, jamás se
descubre al responsable, así como tampoco a los asesinos.

EL TEATRO INFINITO

La ciudad toda era un montaje y todos teníamos un personaje de nosotros mismos
que interpretar, aunque no fuéramos actores ni nos percatáramos de la obra en
cuestión. Así han transcurrido unos tras otros los actos, entran y salen personajes
de escena, algunos con sus bolsillos llenos, otros empobrecidos, contagiados o
heridos de muerte, pero el telón jamás cae y, por consiguiente, nadie aplaude.

X Diego Quezada